El ramo, ¿difícil elección?
Ya tenemos el vestido, que tanto nos ha costado elegir. Ya sabemos qué peinado llevaremos e incluso qué joyas luciremos. Pero ¿y el ramo? Este elemento, que además de tenir una finalidad ornamental también tiene su simbolismo, es el colofón a todo el conjunto que la novia llevará ese día tan especial.
Se dice que ya las egipcias utilizaban ramo el día de su boda, para ahuyentar a los malos espíritus, y que las griegas llevaban hiedra en señal de fidelidad. Otras culturas simplemente complementaban su atuendo con flores para simbolizar la pureza de la mujer en el momento de desposarse. En la actualidad el ramo es una pieza importante que aporta más belleza todavía a lo que la novia viste durante la ceremonia.
Es por eso que es muy importante elegirlo bien, pensando en todo lo demás, intentando guardar un equilibrio para que el conjunto no parezca ni pobre ni excesivamente recargado. Hay varios aspectos a tenir en cuenta en ese sentido: las flores, los colores, la forma del ramo y los detalles o complementos.
Las flores. Es importante saber qué flores tenemos en cada temporada. No es lo mismo casarse en invierno u otoño, que en verano o en primavera. Las rosas y orquídeas siguen siendo un clásico en los ramos, aunque cada vez hay más novias que se decantan por las calas y las peonías, e incluso por los tulipanes.
Color. Aunque no hay normas escritas para decantarse por unos colores u otros, siempre se llevan más en las estaciones cálidas los amarillos, los narajas, los fucsias o los verdes. En las estaciones frías podemos jugar con tonos ocres, rojizos, lavanda, azules y bronce. Pero el blanco sigue siendo el más utilizado en los ramos, sobre todo si la novia elige ese color para su vestido.
La forma. El ramo redondo o tipo bouquet es el más tradicional. Cada vez está más de moda el tipo cascada, realizados en diferentes capas de flores que caen hacia adelante. Aunque en estos casos hay que tener cuidado de que el ramo no se ‘coma’ a la novia, es decir, tener en cuenta su altura y que no la desluzca. Otra opción es el ramo asimétrico, que da mucho juego y puede ser un poco más moderno, dando sensación de más informalidad. Y finalmente el ramo largo, pensado sobre todo para flores de tallos largos, estilo cala, que la novia suele llevar de lado.
Los detalles. Además de las flores los ramos se complementan con otros materiales o detalles que acaban de darle el acabado final. La rafia es uno de ellos, aportando un aspecto más rústico y desenfadado al ramo. Normalmente los ramos se rematan con hojas de hiedra o helecho, y en algunos casos incluso con frutas. El listón, por ejemplo, se utiliza para enroscarlo en el mango del ramo protegiendo así el tallo de las flores, que podría manchar de verde el vestido de la novia. También podemos añadirle algún broche, lazo o adorno, aunque deberá ser discreto para no quitar protagonismo a las flores.
La tradición anglosajona, como nos han mostrado siempre las películas, dicta que el ramo se lance al grupo de invitadas solteras de la boda que intentarán cazarlo para que su captura implique un próximo matrimonio. Pero en nuestro país eso no es tan frecuente.
La novia normalmente, suele elegir a su mejor amiga, a su hermana, a su dama de honor, o a alguna pareja de novios cercana a los recién casados, para entregar ese ramo en señal de buena suerte para el proyecto que quizás vayan a iniciar más adelante. Pero también encontramos otras novias que prefieren quedarse con su ramo como recuerdo.
Puede dejarse secar para conservarlo, aunque cada vez hay más opciones para conseguir que esas flores duren mucho más. No hablamos de las de plástico, ni siquiera de las de papel. Sino de las flores preservadas: flores a las que han aplicado un tratamiento que permite que tengan ese aspecto fresco y lozano como el primer día durante más de un año. Echa un vistazo a estas páginas y verás que te costará soltar ese ramo cuando te cases: