Los niños, la alegría de la fiesta
Primitos, hermanitos pequeños, sobrinitos, hijos de los amigos.…niñ@s, en resumen. Y la siempre eterna pregunta: ¿Invitamos a los niños o no? Nosotros te recomendamos que sí. No son un problema, como muchos pensáis, solo tenéis que saber cómo y qué hay que hacer.
Todo depende del presupuesto, claro. Pero no creáis que tenéis que tener una gran cantidad de dinero destinada a esta partida. Te contamos. Empecemos primero por las generalidades, sin pararnos a pensar en el parné.
Primer objetivo: sentarlos juntos. ¿Qué no se conocen? Eso para los niños no es ningún problema. Ellos hacen amistades en un momento y no se paran a pensar tanto como los adultos. Aunque si son muy pequeños, hablad con el lugar de celebración porque suele tener sillitas especiales para que se puedan sentar con sus padres y tras la comida unirse a los demás niños.
Segundo: Menú especial para ellos. Evidentemente, no vemos a un niño comiéndose un solomillo de cerdo con salsa de cerezas, un sorbete de limón y una dorada del mediterráneo a la espalda sobre juliana de puerros. Mejor llama a sus padres y pregúntales. Haz un compendio de ideas y actúa en consecuencia.
Una vez sabidas estas dos cosas de nada, entramos en materia: la diversión y el entretenimiento.
¿Podéis gastaros poco dinero? Dejad volar vuestra imaginación. Imprime dibujos que puedan colorear, comprad ceras, plastilinas, lápices de colores, cuadernos con pegatinas. Y pedidles que dibujen a los novios, a sus padres, a sus hermanos, cualquier cosas que se os ocurra estará bien. Y para rematar, hacedles un regalito: chuches, juguetes o globos.
Si por el contrario, podéis permitiros gastaros un poco más, contratad una empresa de animación especializada que haga que los peques se lo pasen en grande y lleguen a sus casas cansados y dispuestos a dormir felices y contentos. La grandísima ventaja de esta opción es que se encargan de que coman, de que beban, de que se porten bien y, por supuesto, que se diviertan.