Rubén y Laura: Un cuento de hadas frente al mar
La Boda de Rubén y Laura, celebrada el pasado 8 de agosto en el Castell de Tamarit, es el vivo ejemplo de un enlace de ensueño.
Vistas al mar, decoración llena de detalles, unos novios guapísimos, damas de honor y best men… Emoción, risas, romanticismo, glamour… Sin duda, lo tuvo todo.
Nuestro trabajo comenzó, como suele ser habitual, en las respectivas habitaciones de los novios, inmortalizando los preparativos previos.
Laura estuvo acompañada de sus cinco damas de honor, que cumplieron con su papel de compañía, ayudando a su amiga con el vestido y dándole ánimo y tranquilidad entre risas y maquillajes.
Mientras, el novio contó con cuatro escoltas de excepción que hicieron los propio con Rubén: botones, corbata, gemelos… Perfecto para su encuentro con la Laura.
Pero no antes de que uno de ellos, el padrino, como es habitual en Cataluña, entregase el Ramo a la novia con la lectura de un precioso texto preparado para la ocasión.
La ceremonia se celebró bajo la luz del sol y mirando al mar, en este rincón inigualable, especialmente engalanado para el momento, donde los invitados vieron entrar a Laura, precedida por sus cinco damas de honor, y a Rubén, con su pajarita. No faltaron las lagrimillas propias de la emoción del momento.
Miles de detalles llenaron de magia el Castell de Tamarit, unos detalles únicos, dignos del más fantástico y romántico cuento de hadas. Pues en los cuentos de hadas, con un toque Vintage, estaba basada toda la decoración del evento.
Los Sitting personalizados como tapas avejentadas de libros antiguos y con las iniciales de los novios resultaron un detalle único.
¿Y qué decir del rinconcito dedicado a los recuerdos, con fotos que narraban la vida de los novios en una mirada?
Y para que los invitados no se perdieran ni un solo detalle, un fantástico póster de carteles indicativos, al más puro Alicia en el País de Las Maravillas, dejaba bien claro por dónde moverse.
Y vaya si hubo espacios para difrustar: una zona chill-out con piscina al aire libre hizo las delicias de los invitados. Bajo muros centenarios la novia tiró su ramo a las invitadas, siguiendo la tradición. Y ya con la noche encima, los novios brindaron y bailaron hasta bien entrada la madrugada.
También muy especial fue el recuerdo que los invitados pudieron llevarse, con la impresión on the fly de las fotografías, que quedaron enseguida colgadas de este modo para que cada uno pudiera elegir las suyas. ¡Todo un éxito!
Nosotros lo pasamos en grande y, de recuerdo, no solo nos trajimos estas fotos maravillosas en un marco incomparable, sino también la sonrisa de dos enamorados a los que deseamos toda la felicidad del mundo. ¡Felicidades, Rubén y Laura!